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miércoles, 14 de noviembre de 2012

No videntes juninenses aseguran que aún falta “integración” y “acompañamiento”


Pese al avance de las nuevas tecnologías, que allanan el camino para la vida en comunidad, afirman que la sociedad aún no agota sus posibilidades de inclusión. Por otra parte, señalan que es necesario que se cumplan ciertas leyes, que amparan a las personas con discapacidad.


En contraposición con los avances tecnológicos, que han modificado el modo de vida de las personas que padecen ceguera, la sociedad aún no se hace eco de las normas que favorecen la integración y el acompañamiento para lograr una mejor calidad de vida de nuestros semejantes, al menos eso es lo que sostienen las personas no videntes consultadas por este diario.
Es que las barreras físicas y sociales que afrontan, aún hoy en día, las personas ciegas, obligan a replantear el modo en que las personas se manejan en la vida en comunidad y exige un inmediato cambio de conceptos que fomenten la aplicación de las normas vigentes. En rigor, no se trata ni más ni menos que de erradicar esa enfermedad crónica que sufrimos la mayoría: la indiferencia.

Tres historias

Carina Sánchez tiene 38 años; es abogada y trabaja en la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC) del Gobierno local de Junín.
Como su ceguera es de nacimiento, ella debió iniciar sus primeros pasos escolares en la Escuela Nº 502, donde se decidió abrir un servicio para ciegos aunque no había en ese momento docentes preparados para ello.
“Luego ingresé en primer grado a la Escuela 12 para mi integración y luego al secundario, en el Colegio Normal. Fue una etapa de abrir caminos porque no era tan fácil”, recuerda, “había que hablar con los docentes, para que supieran que iba a haber en el aula una niña ciega con una máquina. Hoy en día la tecnología ha ayudado muchísimo”, asegura.
Victoria Olmedo tenía 14 años cuando perdió la visión. Si bien fue un proceso difícil, eso no impidió que siguiera su vida tratando de mantener un cauce normal.
“En mi caso, al ser una ceguera adquirida, en principio hubo que concientizar a los docentes, de que la situación ya no era la misma. Había que adecuar las tareas”, relata. “Yo finalicé mi primaria en la Escuela Nº 2, que fue la que me mantuvo las puertas abiertas para continuar”, destaca Victoria. “Luego fui la primera alumna integrada en la Escuela Media Nº 7 (Ex Comercial)”.
Hoy, con 25 años, es estudiante de periodismo y está haciendo pasantías en una radio local, dando pasos en la profesión que eligió y piensa desarrollar por el resto de su vida.
Iván Guajardo tiene 31 años y estudió Bibliotecología, carrera que ejerce en la Biblioteca Braille y Parlante “Eduardo Larrory”, que funciona en la Biblioteca Municipal Bernardino Rivadavia, donde trabaja desde 2001.
Adquirió su ceguera a los cinco años de edad, mientras acudía al Jardín Nº 909. Luego se inició en el sistema Braille, que lo acompañaría en su etapa primaria, secundaria y casi toda la terciaria para luego incursionar en las nuevas tecnologías que, según explica, “facilitan la inserción y la contención de los chicos, desde muy temprana edad”.

Tecnologías que cooperan

Con el uso del sistema Braille, Carina fue una especie de innovadora en el aula donde los docentes aún no estaban preparados para trabajar con chicos integrados.
Por su parte, cuando Victoria adquirió su ceguera ya se contaba con tecnologías que facilitaban la inserción de no videntes en las clases y fomentaban más inclusión.
De hecho, estos modernos formatos, suplantan hoy el sistema Braille y evitan la transcripción que debían hacer los maestros integradores, en su momento, de los trabajos que cada alumno hacía con su máquina especial.
“Actualmente, con las nuevas tecnologías y los software lectores de pantalla, todo se allana mucho”, explica Carina. “Aunque también da la pauta de que a veces, ser ciego, es caro”, asegura con humor pero con criterio ya que los insumos o programas que actualmente se adicionan a las computadoras son caros, así como los teléfonos de alta gama que requieren usar con lector de pantalla.

Mundo laboral

Según indica Victoria, tanto a nivel local como nacional “hace falta mayor concientización con respecto al trabajo. Es necesario que se cumplan ciertas leyes, que amparan hoy a personas con discapacidad. Ya sea por la inserción a través de un cupo del 4% en sector público o las exenciones impositivas que se proponen en el sector privado, aunque aún así no se cumple”.
Iván considera que, “si bien se avanzó en términos de educación e integración, en el plano laboral faltan más posibilidades. Yo, actualmente estoy haciendo una Capacitación docente y lo hago porque necesito estudiar y capacitarme más, para obtener más empleo”, asegura.
“A mi me gustaría que mi trabajo estuviera más relacionado con mi profesión”, explica Carina. “Se que es muy difícil la inserción laboral pero uno necesita progresar y yo siento que no tengo muchas oportunidades”.
Los tres jóvenes coinciden en que más allá de las ganas y el deseo de estudiar de cada uno, lo más importante es dejar en claro  que hace falta mayor compromiso de la sociedad para que todo aquel ciudadano no vidente pueda tener el lugar que le corresponde en la sociedad.
Victoria, por su parte, cuestiona un poco más allá el hecho de estudiar y formarse para el futuro: “A veces uno se pregunta ¿de qué te sirve estudiar si luego no podés trabajar? “No es fácil el después”.

Vida en comunidad

La falta de semáforos parlantes; la mala confección del papel moneda - que supuestamente está fabricado para ser leído en sistema braille pero que con el desgaste se borra y hace difícil reconocer el valor del billete-, las motos y bicicletas en la vereda; la correcta ubicación de los toldos; las rejas de los portones abiertas hacia la calle; las mesas de los bares y cafés en las veredas y el margen de espacios que quedan; la falta de la carta menú en Braille, son algunas de las deudas que esta sociedad moderna tiene hoy para con las personas no videntes.
Carina advierte que, “están todas las normas a disposición, sólo falta que se apliquen correctamente y se cumplan”.
Pero tal vez la gran necesidad como sociedad, el paso mayor que debiéramos dar, tiene que ver con ir un poco más allá del cumplimiento de las normas. Se trata de que cada uno intente aportar su granito de arena, su cuota de predisposición para que nuestros pares disfruten de vivir en una sociedad menos mezquina, y para todos.

Fuente: http://www.diariodemocracia.com/notas/2012/11/11/videntes-juninenses-aseguran-falta-integracion-acompanamiento-46715.asp

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