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martes, 19 de febrero de 2013

Percepción y mundo externo: la estimulación sensorial en niños ciegos o con baja visión


Un porcentaje alto de los alumnos que son atendidos en servicios educativos para ciegos poseen diferentes grados de visión. Durante muchos años se ha tratado a estos alumnos con baja visión como si fuesen ciegos, aplicando con ellos la misma didáctica que con los alumnos sin resto de visión.
Hoy este enfoque se ha modificado, y se considera a las personas con baja visión como individuos con necesidades únicas, que deben ser considerados como, un grupo especial dentro del grupo de personas que ven.

Percepción visual
La percepción visual es la capacidad de interpretar la imagen que se recibe a través del sistema visual.
El cerebro debe ejercitar su capacidad de interpretación y asociación, recurriendo a la memoria de otras imágenes igualmente percibidas para dar nombre, funcionalidad, sentido y ubicación a lo recibido.
Debemos diferenciarla de otras dos entidades: agudeza visual (A.V.) y eficiencia visual (E.V.).
La agudeza visual está referida a la capacidad para discriminar con precisión detalles finos en un objeto o símbolo. Se mide empleando opto tipos.
La E.V. es única en cada persona y no se puede medir ni predecir clínicamente con exactitud empleando instrumentos psicológicos o educativos. Incluye A.V. de cerca y de lejos, control de los movimientos oculares, capacidad de acomodación, habilidad para filtrar la información y capacidad y velocidad del cerebro para procesar la información.


Características perceptivas de la baja visión
La percepción visual a través de un sistema dañado sigue la misma ruta visual normal, aunque más lentamente.
El sistema visual de un individuo puede presentar diferentes alteraciones (en el campo visual, en la agudeza visual, en la sensibilidad a la luz, al contraste, etc.), que le imprimen características propias e individuales a las sensaciones visuales que llegan a la corteza cerebral.
Es habitual encontrar problemas perceptivos en niños con baja visión.
El desarrollo de la visión no es un proceso lineal, ya que una función específica puede presentarse temprano o tarde o reaparecer periódicamente antes de estabilizarse.
El funcionamiento visual no se relaciona necesariamente con el grado o clase de impedimento.
La percepción visual no es innata, es una función aprendida. Cuando hay una alteración en el sistema, y la información visual es escasa o distorsionada, la respuesta desde un principio puede ser errónea, y el desarrollo normal y espontáneo no se da. Para lograr revertir esta desventaja será necesaria una estimulación visual planificada y sistemática.


¿Qué es la estimulación visual?
Es “enseñar a ver". A enfocar, fijar la mirada, a mover los ojos o el material para ver, a buscar la mejor iluminación, la distancia y la posición que sea favorable en una tarea visual. Es enseñar a observar detalles, elementos claves y características de un objeto. Con la estimulación esperamos que desde el primer momento el niño desarrolle la conciencia visual, para más tarde provocar una recepción automática del estímulo y finalmente una codificación ordenada de la información recibida.

Evaluar y programar
Para comenzar un trabajo de estimulación visual, se debe efectuar primero una cuidadosa observación valoración de cómo usa el niño su visión. Esta observación debe ser permanente y en ella se deben integrar también aspectos tales como el contacto visual con las personas, la curiosidad visual, el inicio y mantenimiento de respuestas visuales, calidad de las respuestas y recursos que utiliza.
En definitiva observamos si el niño está integrando el uso de la visión en su desarrollo. Diferentes autores proponen métodos de evaluación, tareas y materiales para desarrollar programas instructivos para el uso de la baja visión. El más conocido y generalizado es el "Procedimiento de Valoración Diagnóstica”, de N. Barraga, para aplicar con niños a partir de los 3 años. Tobin y Chapman, idearon el programa "Mira y Piensa”, para niños entre 5 y 10 años; y Blanksby elaboró el VAP-CAP, método de evaluación y programación para el desarrollo de la visión funcional en niños deficientes visuales de 0 a 4 años, y niños con déficits asociados al visual.

Materiales y sugerencias de actividades
Al seleccionar el material debemos tener en cuenta la etapa de de sarrollo visual en que se encuentra el niño. Barraga diferencia ocho niveles. En el presente artículo nos limitaremos a brindar algunos ejemplos que corresponden a las primeras dos etapas:
Reacción visual,
Movilidad ocular, selección y discriminación de objetos concretos por forma y color.
Materiales
luz natural
espejos
luz artificial: linternas con o sin capuchones de colores
objetos brillantes
objetos de colores intensos y contrastantes (juguetes y elementos de uso cotidiano. Estos últimos pueden “hacerse más visibles" si los cubrimos con diseños en blanco y negro: cinta aislante alternando uno y otro color; tela negra y blanca, pintura, etc.)
pelotas de colores
caja de luz.
Trabajar sobre superficies de color liso, con alto contraste con el material a utilizar (por ejemplo suelo oscuro - objeto claro).
Actividades
Crear contrastes entre luz-oscuridad, cerrando y abriendo persianas y cortinas, cambiando de lugar en la sala.
Mover el espejo para que la luz se proyecte en la cara del niño.
Hacer juegos de luces con movimientos horizontales y verticales, motivando la búsqueda. Favorecer la manipulación de los objetos vistos (o fuentes de luz: linternas).
Realizar diseños con las luces sobre una pared lisa, en habitación en penumbras.
Mantener contacto visual con los distintos estímulos, móviles o estáticos, teniendo en cuenta la distancia y campo visual en que puede verlos.
Localizar un objeto, señalarlo o indicar dónde está, y cogerlo.
Hacer rodar lentamente una pelota y seguirla con la vista. Esperar a que se detenga. Dirigirse a ella.
 
Para tener en cuenta
Si vamos a emplear materiales con luces o móviles con niños con daño neurológico, debemos consultar previamente con su médico, para asegurarnos de que éstos no le provocarán convulsiones.
Estos niños son fácilmente sobrestimulados. Es necesario estar atentos a las señales de fatiga y ofrecerles períodos de descanso frecuentes.
Si usamos ropas de colores lisos y neutros facilitaremos el contraste con el estímulo, evitando la sobrecarga visual y consiguiente confusión.
Siempre que exista un resto visual por mínimo que sea, conviene estimularlo.
Cuanto más temprano comencemos con la estimulación visual, mejor será el pronóstico. No lograremos el mismo nivel de éxito con todos los alumnos. Eso depende de muy variados factores (A.V. nivel cognitivo, otras discapacidades, apoyo familiar, etc.).
No se debe esperar que los objetivos para el uso de la visión excedan las habilidades visuales correspondientes a un niño con visión normal de la misma edad.
La estimulación visual requiere que el niño actúe frente al estímulo, y no que sea un observador pasivo.
Al trabajar debemos tener en cuenta los distintos ambientes visuales en los que se desenvuelve nuestro alumno.
Un programa de estimulación visual puede aumentar la eficiencia visual, pero no cura ni cambia la patología ni la amplitud de la deficiencia.
La autoestima del niño no debe vincularse con la capacidad o no de realizar tareas visuales.
Existen dos métodos básicos para incrementar la funcionalidad visual: la estimulación visual y la utilización de ayudas ópticas'. Para poder utilizar con éxito ayudas ópticas debe haberse realizado previamente un aprendizaje y consecuente desarrollo del sistema visual, ya que si una persona ha "aprendido a ver”, no sabe lo que ve, o no es capaz de captar una imagen bidimensional, es prácticamente imposible que le resulte útil un sistema óptico para baja visión.
 

Fuente
http://www.eduquemosenlared.com/es/index.php/articulos-psicopedagogos/519-estimulacion-sensorial-ninos-ciegos-baja-vision



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