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miércoles, 26 de octubre de 2011

Capacitan a presos en el adiestramiento profesional de perros para discapacitados

Presos del Penal de Ezeiza adiestraron perros labradores para ser entregados a personas con discapacidad, en el marco del Plan de Reinserción Social del Servicio Penitenciario Nacional (SPF), cuyo objetivo es el aprendizaje de un oficio.
Este aprendizaje, que se realiza por primera vez en una cárcel del país, capacita a presos en el adiestramiento profesional de perros, viabilizando "una salida laboral segura", al tiempo que "otorga beneficios, durante el trayecto del aprendizaje, que son sustanciales", destacó el coordinador de esta iniciativa en Argentina, Juan Enrique Romero.
A partir de un convenio con la Universidad de Buenos Aires (UBA), esa casa de estudios otorga los títulos de este oficio.
El programa, que lleva adelante el SPF (Sistema Penitenciario Federal) y que fue creado por una monja norteamericana, Paulina Quinn, se introdujo recientemente en el país tras un convenio firmado entre el Ministerio de Justicia de la Nación y la Asociación SOS Vida, de la cual Romero es el titular.
El coordinador del proyecto dijo que los beneficios que otorga este oficio a las personas privadas de la libertad son, por un lado, "la conexión con las emociones más puras y más sanas del ser humano relacionados a través de un amor incondicional que es el que le brinda el animal".
"Además -continuó- es muy beneficioso el hecho de sentir que ese trabajo cotidiano que uno realiza con el animal va a servir de ayuda a una persona con discapacidad".
Romero planteó que el hecho de realizar, desde la prisión, un trabajo solidario de estas características "es una manera de devolver la autoestima, de devolver la posibilidad de reconsiderarse como seres humanos útiles a la sociedad".
"Este es el gran beneficio de este programa", enfatizó el coordinador del plan que lleva adelante esta actividad con perros que pertenecen al SPF y que este organismo entrega en comodato de por vida a las personas con discapacidad.
En este sentido, aclaró que por un lado está la selección de los internos del penal para aprender el oficio, y por otro lado, dentro de un equipo de psicólogos, trabajadores sociales, psicomotricistas, se selecciona a la persona que por su personalidad y discapacidad física necesita un perro.
En este marco, llegó a la Argentina Pauline Quinn, quien hizo hincapié "en el sentimiento de pertenencia" que le da a la persona que tiene baja autoestima, el hecho de adiestrar un perro para un fin solidario.
En este sentido, rescató la imagen positiva que otorga esta actividad frente a "la imagen negativa que tienen quienes cometieron un delito o quienes vivieron en instituciones como orfanatos", destacó.
La monja norteamericana recordó que ella tuvo un pasado muy duro ya que a los 12 años se escapó de su casa y fue llevada a orfanatos "porque en los años 50 los niños no tenían derechos, no se los escuchaba".
Quinn ideó y dirige el programa que se aplica en Washington desde 1981, bajo la denominación de Dog Prison System, en tanto en la actualidad se experimenta en varios países, entre los que se encuentran Italia, Alemania, Nueva Zelanda, Australia y Argentina.
Esta mujer, que vive en Wisconsin y tiene 68 años, aseguró que "la razón por la que sabemos que los resultados de este programa son positivos es porque no hubo reincidencia" de los presos que se formaron en este oficio, "y además los servicios penitenciarios lo están adoptando cada vez más".
Fuente: El Cisne

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